Aunque este escrito verá la luz hasta el día
04 de enero del presente año, cabe señalar que tuve la oportunidad de estar en
la inauguración, por tanto, mi memoria en ocasiones podrá jugarme una mala
pasada mientras escribo y, quizá, deje de lado algunos datos interesantes.
La exposición pendiente revive mediante fragmentos de periódicos,
cartas, audios y videos la suerte adversa que acompañó a la muestra Orozco,
Rivera y Siqueiros. Pintura Mexicana en Chile, durante la década de los
setenta del siglo pasado. El objetivo de esta exhibición, programada para el 13
de septiembre de 1973, radicaba en establecer el intercambio cultural entre
Chile y México a través del trabajo artístico de tres pintores mexicanos: José
Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros y Diego Rivera. Por ello, alrededor de
169 obras viajaron hasta el Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago; sin
embargo, nunca se exhibieron debido al golpe de Estado de Augusto Pinochet,
efectuado el 11 de septiembre de 1973.
Pese a esto, el asunto
no paró ahí. Resulta que cuatro días después, la sede fue ocupada por un grupo
armado y las obras de los tres grandes mexicanos casi desaparecen;
afortunadamente se recuperaron. Y,
aunque usted no lo crea, esta muestra volvió a presentarse en Chile bajo el
nombre de La exposición Pendiente 1973-2015, Orozco, Rivera y Siqueiros,
a dos meses de haber padecido un sismo de magnitud 8.4, por lo cual, se ha
visto como la exposición maldita. Si alguno de los que asistimos a la
inauguración el 7 de diciembre nos hubiéramos acordamos de esos acontecimientos
que parecen sacados de un melodrama fifí, a lo mejor exigíamos más de dos
bebidas gratuitas esa noche. Ya saben, para brindar que libramos la maldición.
A pesar de que la
temática de la exposición gira en torno a lo anteriormente descrito, los amantes
de los tres grandes del muralismo mexicano no deben desilusionarse. Parte de la
exposición contiene las pinturas de Rivera de influencia cubista: El arquitecto
(1915-1916), Mujer en verde (1916) y Mujer sentada en una butaca (1917); los
cuadros que Siqueiros realizó durante la década de los cuarenta: Torso femenino
(1945), Cabeza de caballo (1948) y Pedregal con figuras (1947); y pinturas de
Orozco con una fuerte carga crítica: Cristo destruye su cruz (1943), Despojo
humano (Drift-wood) (1925-1928), Puente de Queensboro (1928) y Zapata (1930).
En estas
vacaciones o en las de Semana Santa, no olvide visitar esta exposición que
estará hasta el 05 de mayo, ya sea por morbo, gusto o porque se quedó en la
ciudad mientras los demás se fueron a la playa. Cualquiera que sea el motivo,
recuerde que en el Museo Carrillo Gil hay una opción para aprender más sobre
Rivera, Orozco y Siqueiros y, que las relaciones diplomáticas entre Chile y
México han tenido un cariz trágico.
Por Atana
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